El Tarot de Carl Jung: Alquimia y Arquetipos

El Tarot de Carl Jung: Alquimia y Arquetipos:

La lectura del Tarot, desde la óptica de Carl Jung, es un proceso de develar el inconsciente y de seguir las pistas de un perenne proceso de alquimia psíquica.

Se ha dicho que el psicólogo suizo Carl Jung descubrió “el Tarot interno” en la mente humana con su concepto de arquetipos. Lo mismo se puede decir que el Tarot era ya un substrato en la historia de la mente colectiva en el cual se podían encontrar los arquetipos –las imágenes primordiales que constituyen la constelación psíquica del ser humano.

En la baraja de 78 cartas, como en los 64 hexagramas del I-Ching, se cifra un universo mental mutante, a través del cual se pueden formar predicciones. “Podemos predecir el futuro cuando sabemos cómo ha evolucionado del pasado el momento presente”, dijo Jung. Esta evolución del instante presente está concatenada al pasado, de la misma forma que la mente consciente está supeditada al inconsciente: la carta del Tarot o el hexagrama son una manifestación visible de este ámbito, en cierta forma una sincronicidad que, se obliga a surgir a la superficie, pero que, como un oráculo, debe saberse interpretar.

En 1933, en un seminario, Jung habló sobre el Tarot (según documenta el libro Visions: Notes of the Seminar given in 1930-1934 by C. G. Jung, Princeton University Pres 1997).

Estas cartas en realidad son el origen de nuestro conjunto de cartas, en las que el rojo y el negro simbolizan los opuestos, y la división de 4 –tréboles, espadas [o picos], diamantes y corazones—también pertenece al simbolismo de la individuación. Son imágenes psicológicas, símbolos con los que uno juega, de la misma forma que el inconsciente parece jugar con su contenido. Se combinan en cierta forma, y las diferentes combinaciones corresponden al desarrollo lúdico de los eventos de la historia de la humanidad. Las cartas originales de Tarot consisten de las cartas ordinarias, el rey, la reina, el caballero, el as, etc., –solo que las figuras son un poco diferentes – además de que existen 21 cartas que son símbolos, o cuadros de situaciones simbólicas. Por ejemplo, el símbolo del sol, o el símbolo del colgado, o de la torre golpeada por un rayo, o de la rueda de la fortuna, y así sucesivamente. Son una especie de ideas arquetípicas, de una naturaleza diferenciada, que se mezclan con los constituyentes ordinarios del flujo del inconsciente, y de esta forma es aplicable como un método intuitivo con la intención de entender el flujo de la vida, posiblemente hasta predecir eventos futuros, siendo que todos los eventos permiten una lectura de las condiciones del momento presente. En este sentido son análogas al I Ching, el método de adivinación china que permite por lo menos una lectura de la condición presente. En realidad, el hombre siempre siente la necesidad de encontrar acceso a través del inconsciente al significado de su condición actual, porque existe una correspondencia o similitud entre la condición que prevalece y la condición del inconsciente colectivo.

Existe cierta disputa sobre el origen del Tarot y si este precede a los naipes que se usan cotidianamente con fines lúdicos. La versión aceptada es que el Tarot en realidad es posterior; sin embargo, versiones ligadas al misticismo hablan del Tarot como del “Libro de Thoth”, y datan su origen a los misterios egipcios. De cualquier manera el diseño de sus arcanos se pierde en la historia –con una raíz ominosa que resurge en los juegos de magos modernos como Aleister Crowley o Alejandro Jodorowsky.

Una de las aportaciones de Carl Gustav Jung a la psicología es trazar un paralelo entre los procesos mentales y los procesos de la alquimia en su búsqueda de transformar la materia (simbólicamente) en oro. De igual forma Jung vio en el Tarot un juego alquímico: “En el Tarot tenemos la figura hermafrodita del diablo. Esta sería en la alquimia el oro. En otras palabras, tal intento por unir los opuestos para la mentalidad cristiana aparece como diabólico y prohibido, perteneciente a la magia negra”. El Tarot, recordemos está ligado a los gitanos, a su vez percibidos por la mentalidad cristiana como una diabólico o que practicaba magia negra.

Si uno quiere imaginar el proceso simbólico, la serie de imágenes que se encuentran en la alquimia son buenos ejemplos… También parece que el conjunto de imágenes en las cartas del Tarot desciende distantemente de los arquetipos de transformación, una perspectiva que me ha confirmado una lectura del profesor Bernoulli. Este proceso simbólico es una experiencia en imágenes y de imágenes. Su desarrollo usualmente se manifiesta como una estructura de enantiodromia como el texto del I Ching y como tal se presente en un ritmo de positivo y negativo, ganancia y perdida, luz y oscuridad.

La enantiodromia es un término griego usado por Jung, e implícito en la filosofía de Heráclito, para significar aquello que se torna en su opuesto. En cierta forma este es el proceso perenne del movimiento, necesario para la salud psíquica. El Sol debe convertirse en la Luna; este es el ritmo de la vida, en cuya coincidencia de opuestos yace la alquimia.



Jung y El Tarot Un Viaje Arquetipico

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